El uso de la evidencia científica
actual se atribuye a la creación de la
Canadian Task Force on Preventive Health Care (CTFPHC) en 1976. Se encargaron
de generar y organizar los niveles de evidencia y los grados de recomendación
para pacientes asintomáticos, indicando cuáles procedimientos eran los más
adecuados y cuáles debían ser evitados.
Esta metodología permitió tomar
consciencia en la calidad de evidencia que presenta los procedimientos que
realizamos, dándole mayor validez a los que tengan mejores resultado. Al darle
categoría a los distintos artículos y estudios publicados genera una
disminución del tiempo invertido en la lectura e investigación ya que podemos
darle prioridad a los estudios con un grado mayor, dependiendo del tipo de
investigación que estemos realizando.
No todos los estudios tienen el
mismo valor al ser aplicado a la práctica, por ello se evalúa la calidad de las
investigaciones y consiguiente se realiza recomendaciones.
PROPUESTAS DE JERARQUIZACIÓN DE LA EVIDENCIA
A través de los años, ha habido varios
intentos de jerarquizar la evidencia científica, siendo que cada uno se enfoca
en ciertos ítems que deben tener las publicaciones para poder ser calificado
como de gran valor.
Dependiendo de los tipos de
diseños de investigación clínica utilizados, podemos observar diferentes
niveles o gradación de la calidad de estos según el escenario de investigación
clínica a la que se refiera. Por una parte, llama la atención que las
intervenciones terapéuticas sean las más abordadas desde esta concepción,
situación que posiblemente no sea por azar, puesto que es un hecho que entre el
50% y el 60% de las publicaciones versan sobre el ámbito del tratamiento o los
procedimientos terapéuticos. No obstante ello, es deseable que todo el quehacer
en salud sea analizado bajo la misma perspectiva. Lo anterior se relaciona al
grado de avance que los diversos grupos de expertos, han ido adquiriendo y que
han adecuado, paulatinamente, estos fundamentos a los diferentes escenarios y
diseños. Entonces, debemos advertir al lector que sólo las clasificaciones
propuestas por Sackett, National Institute for Health and Clinical Excellence
(NICE) y el Oxford Centre for Evidence-Based Medicine (OCEBM), consideran otras
áreas de la investigación clínica además de la concerniente a tratamiento. De
esta forma, NICE adiciona evaluación de la evidencia para diagnóstico; mientras
que Sackett considera cuatro grandes grupos temáticos: terapia, prevención,
etiología y daño; pronóstico e historia natural; diagnóstico; y estudios
económicos. OCEBM, que es una modificación "complementaria" de la
clasificación de Sackett, incluye terapia, prevención, etiología y daño en un
subgrupo; pronóstico e historia natural en otro; diagnóstico en el siguiente;
diagnóstico diferencial y estudios de prevalencia en otro; y estudios
económicos y análisis de decisión en otro.
Hay diferentes escalas de gradación de la calidad de la evidencia científica, sin embargo son muy similares entre sí. A su vez han ido evolucionando conforme mas se amplía el campo de investigación. Claro ejemplo de la 1 edición de Canadian Task Force on the Periodic Health Examination la cual para el año 2003, ya en su 3° edición no solo tiene en cuenta el tipo de diseño de los estudios, sino que agrega la calidad de la evidencia relacionandola con el beneficio neto, a su vez agrega análisis de coste-efectividad.
Tenemos la clasificación de la CEBM la cual se divide en 10 items y a su vez se subdividen, en la cual la evidencia de Nivel I es la que nos brindan las revisiones sistemáticas de ensayos clínicos; y la evidencia de nivel V son las opiniones de autoridades respetadas basadas en la experiencia clínica, estudios e informes de comités de expertos.
A su vez podemos ver que mide sus grados de recomendación relacionando el tipo de diseño, el cual puede ser bueno, moderado, malo, con el beneficio neto que proporcionan, dándonos de esto una clasificación A-D, siendo A una evidencia extremadamente recomendable, y D ni se recomienda ni se aprueba.
Por su lado la USPSTF (US Preventive Services Task Force) divide en 5 items y también se subdivide, donde el Nivel I lo brindan los ECCA (ensayo clínico controlado y analizado) y el Nivel III son las opiniones de autoridades respetadas basadas en la experiencia clínica las que brindan esta evidencia.
Los grados de recomendación son clasificados de A-I, siendo A extremadamente recomendable ya que la medida es eficaz y los beneficios superan ampliamente los prejuicios; y la I evidencia insuficiente, de mala calidad o contradictoria, a su vez el balance entre el beneficio y prejuicios no puede ser determinado.
FUENTE:
MANTEROLA D CARLOS, ZAVANDO M DANIELA. Cómo interpretar los "Niveles de Evidencia" en los diferentes escenarios clínicos. Rev Chil Cir [Internet]. 2009 Dic [citado 2020 Mar 18] ; 61( 6 ): 582-595. Disponible en:
https://scielo.conicyt.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0718-40262009000600017&lng=es.
http://dx.doi.org/10.4067/S0718-40262009000600017.
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